sábado, octubre 28, 2006

Inauguran centro cultural que recuerda al Che en CUBA


Katia Siberia García

A su llegada a La Habana, el 3 de enero de 1959, el Che ocupa la Fortaleza de la Cabaña. Allì, su lugar de residencia fue uno más para su trabajo, en tanto, convivía con miembros de su columna entre debates y proyectos culturales y sociales. Hoy, el sitio resultó propicio para inaugurar el Centro Cultural Casa del Che en la Cabaña.

Réplicas de muebles y otros objetos recuerdan la época.

Inaugurada por los generales de división Ramón Pardo Guerra y Antonio Enrique Lussón Batlle, y con la presencia de generales y oficiales de alta graduación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) e integrantes de la columna número ocho, Ciro Redondo, la instalación cultural muestra imágenes del Guerrillero Heroico y réplicas de muebles y objetos que recuerdan la época y detallan la vida humilde y agitada de aquellos días.

La existencia de un taller de creación artística, una sala de ajedrez, un salón de lectura y un recinto multiuso; favorable para conferencias y exposiciones, convierten a la otrora residencia en un espacio necesario, no solo para los vecinos de las localidades cercanas, sino para todos los cubanos y personas que visiten nuestro país.

La incorporación de elementos históricos al trabajo cultural, según Odalys Méndez Santos, museóloga del recinto, no ha concluido, pues se espera la llegada de documentos y objetos personales que complementen y enriquezcan el trabajo integral.

12:16 | Irán vuelve a desafiar al mundo y pone en marcha otra etapa de su programa nuclear


En un nuevo desafío a la comunidad internacional, Irán dio otro paso en el desarrollo del programa nuclear, en su central de Natanz, y comenzó con la alimentación con gas de una serie de centrífugas para el enriquecimiento de uranio.

Esta es la segunda serie de centrífugas que puso en actividad con la alimentación de gas para potenciar su actividad nuclear, según Teherán para fines pacíficos y según Estados Unidos y sus aliados con el objetivo de fabricar armas atómicas. El uranio enriquecido por miles de centrifugadoras puede servir, en diversas medidas, para producir energía eléctrica o para fabricar una bomba atómica.

Las primeras centrífugas se estiman en 164 y fueron alimentadas, a modo experimental, a un nivel de entre 3,5 y 5 por ciento, cantidad necesaria para generar energía eléctrica pero no actividad militar. Para que se desarrollen armas nucleares, indicaron las fuentes, el enriquecimiento de uranio debe ser del 90 por ciento.

Uno de los métodos habituales de enriquecimiento consiste en introducir el hexafluoruro de uranio (UF6) gaseoso, obtenido por transformación del mineral de uranio, en una cámara cilíndrica donde se centrifuga a alta velocidad. El proceso repetido varias veces se denomina "cascada".

Irán pretende instalar más de 50.000 centrifugadoras en Natanz, lo que le permitiría disponer en el futuro de suficiente uranio altamente enriquecido para producir una bomba atómica cada dos o tres semanas. Pero Teherán proclama que su programa sólo tiene fines pacíficos, que es clave para su desarrollo energético, incluso para el incremento de exportaciones de gas y petróleo, y forma parte de su derecho soberano. EE.UU. y Europa desconfían y acusan a Teherán de ocultar fines militares.

El 31 de agosto había vencido el plazo impuesto por Naciones Unidas para que Irán finalice con su enriquecimiento de uranio, pero debido a la negativa de Teherán de acatar esta resolución la ONU prevé estudiar otro tipo de sanciones

jueves, octubre 26, 2006

SI ESTO NO ES TERROR DE ESTADO QUE ME LO DIGAN LOS PERONISTAS CUAL ES


Madrid, julio de 1975. Final. José López Rega ha salido del país después de una manifestación de protesta. Pesan sobre él graves cargos: Triple A, Chacra Saavedra, Altar de la Patria, irregularidades de Bienestar Social. Llega al aeropuerto de Barajas alegre y con un tubo en la mano. Dice que Isabel Perón lo ha nombrado "embajador" y que tiene el nombramiento adentro de ese tubo

PARA CUANDO SEÑORES PERONISTA LA UTOCRITICA

Caso José Ignacio García HamiltonLas vísperas de despuésPor Jorge ElíasERA un sábado de octubre de 1974. De noche. Un taxi recorría cansinamente el centro de San Miguel de Tucumán, capital de la provincia de Tucumán, al noroeste de la Argentina. Dos sujetos le hicieron señas al chofer para que se detuviera cerca de las calles Junín y San Martín; querían asaltarlo. No sabían que el chofer era un oficial retirado del Ejército y que, por ello, portaba un arma. La desenfundó. En el tiroteo, uno terminó herido en un ojo y el otro se rindió. La policía provincial comprobó que no se trataba de delincuentes comunes, sino de policías federales que, al parecer, procuraban apropiarse del vehículo (móvil, en su jerga) para realizar un operativo. Ilegal, obviamente.
El diario El Pueblo, de San Miguel de Tucumán, consignó los hechos en su edición del día siguiente y, asimismo, reprodujo el parte de prensa de la policía. “Esa noche, a la una de la mañana del lunes en realidad, una bomba destruía el frente de nuestro diario y dañaba prácticamente todos los vidrios y los frentes de media cuadra”, me dijo su entonces director, José Ignacio García Hamilton, tucumano ilustre que ha sabido plasmar en biografías noveladas las vidas de próceres latinoamericanos como Juan Bautista Alberdi (Vida de un ausente), Domingo Faustino Sarmiento (Cuyano alborotador), José de San Martín (Don José) y Simón Bolívar (Simón). En la comisaría, mientras radicaba la denuncia, García Hamilton notó con sorpresa y decepción cierta “displicencia y desinterés” del jefe de turno. Tres décadas después de aquel incidente, nunca antes revelado, concluyó: “Con nuestra mentalidad educada en el Estado de Derecho no podíamos entender ni darnos cuenta de lo que luego de algunos años todo el país tuvo trágica evidencia: el Estado empezaba a convertirse en terrorista con la complicidad o la anuencia de otras áreas de la misma administración”.Abogado, periodista, historiador, doctor en derecho y en ciencias sociales, profesor universitario y conferencista en ámbitos académicos nacionales e internacionales, García Hamilton ha escrito Los orígenes de nuestra cultura autoritaria (e improductiva), reeditado en España con el título El autoritarismo hispanoamericano y la improductividad. No era un amateur.Desde un auto, ráfagas de ametralladora perforaron, días después del atentado, la fachada, la cortina metálica y el interior del edificio de El Pueblo. El plomo de las balas, incrustado en las paredes y en los cielorrasos, caía de tanto en tanto sobre los escritorios y los biblioratos, cual recordatorio de otra agresión con tono de amenaza.García Hamilton recibió entonces una nota, firmada por la organización de ultraderecha Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), por la cual era conminado a abandonar en 24 horas el país bajo pena de ser “ajusticiado”. Permaneció en la provincia, no obstante ello. Y fue detenido, el 24 de noviembre de 1974, por la Policía Federal. ¿Los cargos? Algunos artículos publicados en el diario “habían caído mal en Buenos Aires”, obtuvo como respuesta. Proceso judicial no hubo. A los pocos días quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.“En nuestro diario teníamos una postura progresista, pero habíamos condenado duramente la violencia como método de transformación social –dijo García Hamilton–. Como ejemplo de esto, recuerdo claramente nuestro repudio categórico de los asesinatos de Arturo Mor Roig y del industrial azucarero José María Paz por parte de los montoneros. Así, para la guerrilla éramos oligárquicos y para las llamadas fuerzas del orden éramos pro izquierdistas dentro de ese proceso de radicalización política en el que el país se sumergía.”Mal manejado por tresFaltaban apenas 15 meses para el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Eran las vísperas de después. De un asunto mal manejado por tres, según el cantante Piero: almirante, general o brigadier.De niño, García Hamilton, autor, también, de una obra de teatro, Azúcar y estudiantes, había jugado en una casa que pertenecía a la familia Padilla; estaba en la calle Santa Fe 630, de San Miguel de Tucumán. En ella, ahora sede de la Delegación de la Policía Federal en Tucumán, permaneció durante los primeros 10 días de su arresto. Fue, dijo, una suerte de inmersión en los códigos de la época, o de la lucha contra la subversión, traducidos por el jefe del área: “Si el chorro (ladrón) no tiene quien le compre lo robado ni quien le facilite un aguantadero (sitio en donde esconderse), termina por no robar. Lo mismo pasa con los guerrilleros: si usted liquida a los que les venden víveres o mercaderías, evita que se publiquen noticias sobre sus acciones e impide que se les preste asistencia médica, y terminan por desaparecer”.Era hombre de confianza del ministro de Bienestar Social del gobierno de María Estela Martínez de Perón, José López Rega, alias El Brujo, mentor de la Triple A. A tal punto era hombre de confianza de él que un día recibió un radiograma, del que se enteró García Hamilton, que decía: “Negro, cruzáte a Salta que te encargo la seguridad de la señora”. La señora era la presidenta de la República. No tenía aspecto de policía, o de represor, sino de carnicero, según García Hamilton. “Cuando el subcomandante de la V Brigada de Infantería, un coronel amigo de los familiares, vino a la Delegación a interesarse por mi situación, fue recibido con absoluta descortesía y evidentes malos modales por el jefe policial –dijo–. Cuando yo le pregunté al delegado cuáles eran las publicaciones de mi diario que, según él, habían caído mal en Buenos Aires, aludió al taxista asaltado por policías federales y a una información referente a un policía corruptor de menores. Después averigüé a través de mi secretario de redacción que esta última información era sobre un profesor de matemáticas que llevaba alumnos a su casa y los corrompía. Era también policía federal, pero eso no lo sabíamos y no se había publicado.”Después supo García Hamilton, pariente de los fundadores y directivo de La Gaceta, el primer periódico dominical de la provincia de Tucumán y uno de los más influyentes del noroeste argentino, que había sido puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por un pedido expreso de sus carceleros. En El Pueblo, decían, había “publicaciones que atacaban a las fuerzas de seguridad, contribuyendo al accionar de la izquierda y de la ultra izquierda”.El oficial retirado del Ejército que conducía el taxi, asaltado aquella noche aciaga de octubre de 1974 por los dos policías federales, acudió a La Gaceta con el propósito de denunciar el hecho. Regresó horas después: pidió que no se publicaran sus declaraciones. Lo había citado el general Luciano Benjamín Menéndez, a cargo de la brigada provincial: una denuncia de ese calibre podía entorpecer la lucha contra la subversión, esgrimióEn la hoguera de Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército, en La Calera, Córdoba, desde septiembre de 1975 hasta septiembre de 1979, ardieron el 30 de abril de 1976 colecciones completas de libros de Marcel Proust, Gabriel García Márquez, Pablo Neruda, Sigmund Freud, Karl Marx, Julio Cortázar, Paulo Freire, Marta Hanneker, John Cooke y Eduardo Galeano, entre otros, definidos como un veneno para la nacionalidad argentina por el gobierno militar.Verdad y consecuencia“Mientras estuve detenido en la Delegación de la Policía Federal comprobé que en ese lugar se imprimían las amenazas que distribuían las Tres A y que los miembros de esa organización eran policías que salían por las noches a poner bombas en nombre de la misma –dijo García Hamilton–. Y así estuve casi seis meses detenido, meditando en simplista policial sobre la conveniencia de evitar que se publicaran los hechos subversivos. Me trasladaron a la Escuela de Policía, donde alterné con el también detenido rector de la Universidad, doctor Pedro Amadeo Heredia.”Desde su lugar de arresto, García Hamilton continuaba dirigiendo el diario. Un día ordenó publicar una información sobre un atropello contra una parroquia rural y un sacerdote sospechoso de ser de izquierda. Había sido cometido por un grupo de tareas bajo las órdenes del delegado de la Policía Federal que, a su vez, era responsable de su detención. Al día siguiente lo trasladaron, a punta de ametralladora, a la cárcel penitenciaria de Villa Urquiza. Tenían toda la intención, y todas las ganas, de darle un paseo (golpiza, en la jerga de ese inframundo), pero se opusieron los policías provinciales. En coincidencia con el nacimiento de su segundo hijo, el 1° de marzo de 1975, regresó a la Escuela de Policía. El delegado había sido reemplazado. Lo recibió “con lágrimas en los ojos” el rector Heredia.“Hubo numerosas gestiones de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) a mi favor, como también del diputado peronista Nicasio Sánchez Toranzo, el senador Eduardo “Lalo” Paz y muchos otros –dijo García Hamilton–. Don Ricardo Balbín, Fernando De la Rúa y Francisco Rabanal también realizaron reiterados pedidos, como muchos otros dirigentes y legisladores.”Lo liberaron el 22 de mayo de 1975. Había compartido la habitación con el rector Heredia y con un senador provincial peronista cuyo nombre prefirió mantener en reserva. El senador había sido desaforado, juzgado y condenado por homicidio a raíz de una información publicada en El Pueblo: su amante, ingresada de urgencia en la guardia del hospital Padilla, de San Miguel de Tucumán, había sido víctima de un intento de asesinato.En ese momento, un secretario de redacción de El Pueblo, Domingo Schiavoni, llevó la noticia al diario, rotulada como confidencial, y García Hamilton dispuso publicarla. Todo apuntaba contra el senador: la forma en que habían entrado los balazos, su auto estacionado frente a la casa de la mujer y su presencia en el hospital.El senador, con el cual le había tocado en suerte compartir la habitación en una situación más que penosa, jamás profirió una palabra de reproche, según García Hamilton. Cada día le contaba una nueva versión del crimen, alegando su inocencia. Moraleja: “Quien cumple con su deber profesional nada debe temer como consecuencia”.Datos personalesLugar de nacimiento: San Miguel de Tucumán, Argentina Estado civil: casado.Estudios: egresado como abogado de la Universidad Nacional de Tucumán; doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.Profesión/cargo: director del diario El Pueblo, de San Miguel de Tucumán, Argentina.Antecedentes periodísticos: secretario general de redacción de La Gaceta, de San Miguel de Tucumán.Años de ejercer periodismo: ocho años en el momento de ser detenido; 40 a la actualidad.Reconocimientos: su libro “Los Orígenes de nuestra Cultura Autoritaria e Improductiva” fue galardonado por la Secretaría de Cultura de la Nación, con mención especial en el género sociología, para la producción 1987-1990, y por la ciudad de Buenos Aires con el tercer premio en ensayo en el Concurso Ricardo Rojas, 1989-1991. Sobre ese tema fue invitado a disertar por las universidades de Harvard, Georgetown, Wisconsin, Loyola, Johns Hopkins, Maryland, Yeshiva y Ripon, en los Estados Unidos. La obra fue reimpresa en España bajo el título de El autoritarismo hispanoamericano y la improductividad, para su difusión en el mundo de habla castellana. Por Vida de un ausente, a su vez, la Fundación Konex le otorgó diploma al mérito como una de las cinco figuras literarias de la década 1984-1994 en la disciplina Biografías y Memorias. Pronunció conferencias sobre vida y la obra de Alberdi en las universidades norteamericanas de Georgia y Loyola. La editorial española Altaya incluyó esa obra en su colección de novela histórica universal. Sobre su libro Cuyano alborotador, García Hamilton disertó en Nueva York y Washington. Fue invitado a disertar en la Universidad de Nueva York sobre su libro Simón, biografía novelada de Bolívar.Pasatiempos: lectura.Ficha del casoCómo y dónde fue detenido: en San Miguel de Tucumán por haber publicado informaciones que “habían caído mal en Buenos Aires”; es decir, en el gobierno de María Estela Martínez de Perón.Posibles móviles: amedrentar a todo el periodismo.Presuntos autores/implicados: los funcionarios de la Delegación de la Policía Federal en Tucumán. Fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por un decreto firmado por la presidenta María Estela Martínez de Perón y el ministro del interior, Alberto Rocamora.Consecuencias violentas: pérdida de la libertad durante seis meses, sin proceso judicial; dos atentados previos contra el diario que dirigía.

LA TORTA QUE NO QUIEREN DEJAR


El Sr. PIPO RODRÍGUEZ Y ASOCIADOS ; no quieren dejar esta hermosa torta para otros políticos de turno . Ahora se acuerda de los afiliados pidiendo ayuda para que termine la intervención siendo que ellos mismos la pidieron , para sacárselo a JORGE COLAZO . Sin importarles que este los hizo funcionarios y los puso con el dedo en los puestos que están , ahora hablan de que el partido esta depurado y que la intervención es mala si se prolonga. Pero lo que estos señores quieren es el poder del partido al estilo Colazo para hacer las alianzas necesarias para no perder el poder y seguir comiendo de esa torta . Los radicales le preguntamos al señor Pipo Rodríguez porque tiene a sus familiares trabajando en el consejo , porque le da pasajes a sus parientes y subsidios a personas para pagar las deudas propias ¿ Porque sigue teniendo al Sr Ramírez que se lo acuso de varias irregularidades en su Presidencia?, y es el que le lleva sus invitaciones a ciertos correligionarios para que lo apoyen políticamente . Esto y muchas cosas mas lo dicen afiliados de la línea TREJO NOEL

domingo, octubre 22, 2006

Las medidas que tomaría Lavagna si llega a ser Presidente





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“Es un tiempista fenomenal. Y si no pregúntenle al FMI”, lo elogian quienes no se permiten criticarlo ni en círculos íntimos. “Todavía le falta timing político”, evalúan quienes esperan la decisión que por ahora no sale de su boca. Como sea, aunque oficialmente aún no es candidato, Roberto Lavagna, que llega mañana a Mendoza, ya camina rumbo a las presidenciales de 2007 con la premisa de que estará en la pelea por suceder a Néstor Kirchner en la Casa Rosada. Y mientras medita el momento para dar el sí ya tiene preparadas las primeras medidas de un eventual Plan de Gobierno.

“Creo en los liderazgos fuertes. Fuertes pero tranquilos, serenos, seguros”, opina Lavagna, el mismo que, cuando se lo interroga por el apuro de sus socios alfonsinistas para que haga el anuncio de su postulación, dice que no le gusta que lo lleven “de las orejas”. En el armado lavagnista a esta altura ya es un secreto a voces: sólo el ex ministro dirá cuándo, cómo y dónde hará el lanzamiento. Pero mientras lo analiza y sus operadores aseguran que comenzó la etapa de buscar consensos, ya dejó trascender las medidas más urgentes. Entre otras, son las siguientes:



Educación

En lo que representa una confrontación con el Gobierno, el ex ministro piensa que no basta con cambiar las leyes. Propone que se cumplan los 180 días de clases y la doble escolaridad en zonas pobres. Más aún: plantea que en los sectores de alta exclusión las escuelas también funcionen como centro de contención, recreación y enseñanza y que no cierren las puertas ni sábados ni domingos. “Las escuelas deben estar permanentemente abiertas, como en Brasil”, comenta. Otra prioridad, anuncia, es fortalecer la ciencia, la investigación y la tecnología.



Justicia social

Lavagna dice tener un plan para terminar en cinco años con la pobreza extrema o indigencia y para recortar “decisivamente” la pobreza. “Esto implica mucho más que la multiplicidad infinita de planes, mucho más que disciplinar piqueteros y mucho más que hacer actos en los que las bolsitas de supermercado sirven para recoger los pedidos angustiados de los más pobres”, indica en otra estocada contra el kirchnerismo. El economista utiliza la palabra “cruzada” para encarar una “nueva forma de distribución del ingreso” y considera que “los mayores recursos monetarios y humanos tienen que estar comprometidos” con esa cruzada. Habla de atacar el desempleo y de mejorar las políticas de salud.



Trabajo

En su posible plataforma para 2007 puntualiza la necesidad de “proteger los derechos adquiridos de los trabajadores” y manifiesta la idea de “crear las condiciones para que aquellos que no tienen derechos por estar en la informalidad o lisa y llanamente desocupados, alcancen lo que hoy no tienen”. En caso de llegar al poder, piensa basar la palanca de creación de empleo en “la formación profesional pública y privada”. Pondrá, aseguró el ex ministro, la mira en “el empleo de calidad” y en la “responsabilidad de las empresas, particularmente las de mayor tamaño”.



Seguridad

Como en el tema educación, Lavagna asegura que las leyes por sí solas no resuelven todo. “Muchas soluciones son más operativas que legales”, razona, y cuenta que el delito se ha instalado con formas “más peligrosas”. En sus planteamientos están presentes la puesta en marcha de los juicios por jurado, la creación de Casas de Justicia para delitos menores -que liberen la demanda en el Poder Judicial-, el trabajo y el estudio en las cárceles, el canje permanente de juguetes bélicos y la destrucción de armas incautadas o en desuso.



Instituciones

“Jugar con las instituciones es jugar con el trabajo de los argentinos”, dice Lavagna. ¿Hacia dónde apunta? Propone que en las provincias que tienen reelección indefinida se hagan reformas que limiten la reelección a dos períodos y que se cierren “todos los caminos interpretativos y los artilugios”. Cuando lance su candidatura tiene previsto manifestar que en caso de llegar al poder eliminará la ley de superpoderes y modificará el mecanismo de control de los decretos de necesidad y urgencia. Sostiene que la reforma política “no puede seguir esperando”. Y cree que hay que definir en forma “urgente” si la Corte Suprema queda con siete miembros o si se completan los nueve cargos. “La indecisión paraliza causas importantes y hace daño”, advierte. CC