domingo, octubre 22, 2006
Las medidas que tomaría Lavagna si llega a ser Presidente
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“Es un tiempista fenomenal. Y si no pregúntenle al FMI”, lo elogian quienes no se permiten criticarlo ni en círculos íntimos. “Todavía le falta timing político”, evalúan quienes esperan la decisión que por ahora no sale de su boca. Como sea, aunque oficialmente aún no es candidato, Roberto Lavagna, que llega mañana a Mendoza, ya camina rumbo a las presidenciales de 2007 con la premisa de que estará en la pelea por suceder a Néstor Kirchner en la Casa Rosada. Y mientras medita el momento para dar el sí ya tiene preparadas las primeras medidas de un eventual Plan de Gobierno.
“Creo en los liderazgos fuertes. Fuertes pero tranquilos, serenos, seguros”, opina Lavagna, el mismo que, cuando se lo interroga por el apuro de sus socios alfonsinistas para que haga el anuncio de su postulación, dice que no le gusta que lo lleven “de las orejas”. En el armado lavagnista a esta altura ya es un secreto a voces: sólo el ex ministro dirá cuándo, cómo y dónde hará el lanzamiento. Pero mientras lo analiza y sus operadores aseguran que comenzó la etapa de buscar consensos, ya dejó trascender las medidas más urgentes. Entre otras, son las siguientes:
Educación
En lo que representa una confrontación con el Gobierno, el ex ministro piensa que no basta con cambiar las leyes. Propone que se cumplan los 180 días de clases y la doble escolaridad en zonas pobres. Más aún: plantea que en los sectores de alta exclusión las escuelas también funcionen como centro de contención, recreación y enseñanza y que no cierren las puertas ni sábados ni domingos. “Las escuelas deben estar permanentemente abiertas, como en Brasil”, comenta. Otra prioridad, anuncia, es fortalecer la ciencia, la investigación y la tecnología.
Justicia social
Lavagna dice tener un plan para terminar en cinco años con la pobreza extrema o indigencia y para recortar “decisivamente” la pobreza. “Esto implica mucho más que la multiplicidad infinita de planes, mucho más que disciplinar piqueteros y mucho más que hacer actos en los que las bolsitas de supermercado sirven para recoger los pedidos angustiados de los más pobres”, indica en otra estocada contra el kirchnerismo. El economista utiliza la palabra “cruzada” para encarar una “nueva forma de distribución del ingreso” y considera que “los mayores recursos monetarios y humanos tienen que estar comprometidos” con esa cruzada. Habla de atacar el desempleo y de mejorar las políticas de salud.
Trabajo
En su posible plataforma para 2007 puntualiza la necesidad de “proteger los derechos adquiridos de los trabajadores” y manifiesta la idea de “crear las condiciones para que aquellos que no tienen derechos por estar en la informalidad o lisa y llanamente desocupados, alcancen lo que hoy no tienen”. En caso de llegar al poder, piensa basar la palanca de creación de empleo en “la formación profesional pública y privada”. Pondrá, aseguró el ex ministro, la mira en “el empleo de calidad” y en la “responsabilidad de las empresas, particularmente las de mayor tamaño”.
Seguridad
Como en el tema educación, Lavagna asegura que las leyes por sí solas no resuelven todo. “Muchas soluciones son más operativas que legales”, razona, y cuenta que el delito se ha instalado con formas “más peligrosas”. En sus planteamientos están presentes la puesta en marcha de los juicios por jurado, la creación de Casas de Justicia para delitos menores -que liberen la demanda en el Poder Judicial-, el trabajo y el estudio en las cárceles, el canje permanente de juguetes bélicos y la destrucción de armas incautadas o en desuso.
Instituciones
“Jugar con las instituciones es jugar con el trabajo de los argentinos”, dice Lavagna. ¿Hacia dónde apunta? Propone que en las provincias que tienen reelección indefinida se hagan reformas que limiten la reelección a dos períodos y que se cierren “todos los caminos interpretativos y los artilugios”. Cuando lance su candidatura tiene previsto manifestar que en caso de llegar al poder eliminará la ley de superpoderes y modificará el mecanismo de control de los decretos de necesidad y urgencia. Sostiene que la reforma política “no puede seguir esperando”. Y cree que hay que definir en forma “urgente” si la Corte Suprema queda con siete miembros o si se completan los nueve cargos. “La indecisión paraliza causas importantes y hace daño”, advierte. CC
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