Por Adolfo H. Nora
Supongo que cuando el Informe sea conocido en todos sus detalles la capacidad de asombro e indignación moral de la sociedad Argentina será sometida a una dura e inclemente prueba. Y que no faltarán tampoco quienes trataran de relativizarlo, restarle veracidad o insistir en la necesidad de contextualizar los hechos. Al leer las ultimas noticias de las investigaciones de la triple A comprendí de súbito y como nunca antes, y a propósito de mi propio testimonio que escuché yo mismo como dictado por un extraño, que ni uno mismo llega nunca a tener cabal conciencia y comprensión de las hondas cicatrices que la tortura le dejó en el cuerpo y el alma. Cuando uno no ha hablado de estos dolores ni siquiera con sus propios padres y hermanos, ni ha querido tampoco convertir estas historias tristes y traumáticas en parte de la vida de pareja ni de la relación con los hijos, no es sencillo intentar la narración de circunstancias que marcaron tan profundamente y para siempre mi vida.
martes, enero 30, 2007
La tortura en primera persona
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